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                                                                                         MADAGASCAR


                                                             (Artículo publicado en la revista Visión Salvaje en 2010)




 

El país de los lémures es un destino lejano, necesitamos volar para alcanzarlo, primero con nuestra mente, permitiéndole que se desate en la búsqueda de destinos idílicos, transgrediendo nuestra natural tendencia a circunscribirnos a lo que, de forma inmediata, nos rodea; y, en segundo lugar, físicamente, superando el miedo que supone contravenir nuestra naturaleza de seres terráqueos.

Pero una vez superadas todas estas trabas los colores rojizos de su tierra, la luz escarlata de sus atardeceres, las tonalidades turquesas de sus cristalinas aguas, las blancas e inmaculadas arenas de sus infinitas playas, las lujuriosas tonalidades verdes de sus selvas, sus desiertos de inefables tonos ocres y dorados, sus originales formas vitales y, sin lugar a dudas, la alegría y amabilidad de sus gentes, nos devolverán con creces los esfuerzos realizados.

Mi  intención, mediante este pequeño artículo es ambiciosa, no es otra que la de transportarte  a este paraíso. Para ello no voy recurrir a farragosas disquisiciones de biotopos y especimenes, sencillamente pretendo que sean las imágenes las que te hablen, enamorándote, de esta isla suspendida en el tiempo.

 

SINGULARIDADES

 

¿Por qué ostenta esta tierra para todos los naturalistas tal condición de excepcionalidad? Son incontables las razones pero, desde una perspectiva genérica, porque el aislamiento secular que ha vivido nos permite observar una naturaleza que se ha desarrollado incomunicada del resto del planeta, durante un periodo de tiempo tan dilatado que sólo puede ser concebido si lo imaginamos en términos de tiempo geológico. Aquí adquiere sentido el concepto evolutivo de radiación adaptativa: vemos como un ser primigenio ha dado lugar en este espacio a una serie de seres vivos singulares inexistentes en ninguna otra parte del planeta; mientras que el mismo primitivo individuo evolucionó en otras formas vitales dando lugar a otros seres singulares en los espacios geográficos vecinos. Los ejemplos son tan numerosos como exquisita la belleza de sus resultados.

Pasemos a repasar ahora lo que podríamos denominar como los “típicos tópicos” sobre nuestra paradisíaca isla:

 

Los primitivos lémures dieron lugar a los simios en el resto de las regiones de la tierra, pero aquí se diversificaron en distintas especies que hoy ocupan los diferentes nichos ecológicos existentes.

Nunca podré olvidar el primer encuentro con uno de estas maravillosas criaturas. Aún no había despuntado del todo el día cuando un concierto de aullidos y murmullos, provenientes del bosque de tamarindos, donde se encontraba nuestra cabaña, me hicieron saltar, como un resorte, de la cama y salir compulsivamente en busca de los autores del sonoro espectáculo. Al doblar un recodo de la vereda roja y arenosa, que se adentraba en la espesura, tuve una aparición. Parsimonioso e impávido se presentó ante mi legañosa mirada este ejemplar de maki, de la guisa que aparece en la imagen; me miró, displicente, pero continuó con su placentero baño de sol, ajeno a mi ajetreo con cámaras y trípodes. Si Buda tuviera una paradigmática representación animal esta sería, sin duda, un lémur catta asoleándose al inicio del día en Berenty.

 

Los camaleones son seres extraños poseedores de una cambiante coloración que les garantiza un mimetismo, o fanerismo, según su voluntad y circunstancias, a toda prueba. El cambio de tonalidad lo logran gracias a un mecanismo hormonal que excita o inhibe unas peculiares células pigmentarias, que se ubican en su piel. Pero, con ser esta originalidad sorprendente, no es la única que poseen. Su cuello dispone de una reducida capacidad de movimiento, pero la extrema, e independiente, movilidad de sus ojos les hace disponer de un envidiable control visual de su entorno; logrando a placer, dos campos visuales, derecho e izquierdo, o bien una visión binocular central, necesaria para la utilización de un arma letal que paso a describiros a continuación. Me refiero a su prodigiosa lengua, retráctil y pegajosa, capaz de alcanzar a una ajena, y desprevenida, presa a una considerable distancia. Su cola y dedos prensiles completan un original diseño que recuerda a un ser prehistórico  que ha demostrado una incuestionable eficacia a lo largo del tiempo. Un dato relevante a tener en cuenta es que más de la mitad de todas las especies de camaleones que habitan el planeta tienen aquí su hogar.

 

No podía faltar el tópico de tópicos, el icono por excelencia de la isla malgache, y, como no, hablamos de los baobab. El pensamiento mágico-simbólico no ha logrado transformar la realidad poniéndola al servicio del hombre, pero lo que de forma incuestionable le debemos es una infinidad de historias en las que los seres humanos, de diversas épocas, han volcado una belleza y sensibilidad desbordantes. Es el caso de las muchas leyendas africanas que ofrecen una explicación de la existencia de este extraño árbol. Se conocen en todo el planeta ocho especies de baobab y de ellas seis son endémicas de la isla, es decir, solo existen en ella.

 

 PARADOJAS

 

Otro aspecto relevante de este inusitado lugar lo constituyen, sin ninguna duda, los incontables ejemplos de fabulosas contradicciones que los naturalistas intentan resolver entorno a la gran isla; aunque lo más sorpresivo se debe a la distribución geográfica de las especies no este el único motivo de perplejidad:

 

Las primorosas plantas carnívoras pertenecientes al género de las plantas jarro tienen su hábitat solamente aquí, en la India y en Oceanía.

Este jarrito, de delicioso diseño, contiene una pócima, que podéis apreciar como un nivel acuoso en la imagen, que puede actuar como liquido placentario o como corrosivo jugo gástrico en función de la especie que lo visite. En efecto, en él se suelen disolver los pequeños cuerpos de algunos insectos para ser utilizados por la planta como nutrientes, pero se ha descubierto que determinadas especies pueden utilizarlo para albergar con éxito sus puestas.

 

En el territorio que nos ocupa no existen salamandras, tritones, sapos ni las ranas de los árboles. En cambio el fenómeno de la radiación adaptativa citado es muy llamativo en el caso del resto de las ranitas malgaches, sobre todo en la familia de los racofóridos. Traemos a colación la imagen de una preciosa rana tomate (Dyscopus antogili).

 

Los ofidios desarrollaron un peculiar y terrorífico mecanismo adaptativo; así, las cobras y víboras, poseen sofisticados y letales aparatos inoculadores de veneno, pero esto… tampoco ocurrió en nuestra isla, aquí nunca correremos el riesgo de ser mordidos por una serpiente venenosa porque sencillamente no existen. Dentro ya de las serpientes los boídos sólo están representados en este territorio, por la boa malgache, pero para encontrar a otros integrantes de este grupo debemos dirigir nuestra vista a… Sudamérica; en las regiones que perimetran a nuestra isla su lugar lo ocupan las pitones.

 

En el resto del planeta los geckos o salamanquesas son animales nocturnos de coloraciones poco llamativas, ya que al ser la noche su espacio vital no las precisan, y poseen una pupila vertical. Pero, y ya no debería sorprendernos nada en Madagascar, existe uno con pupila circular y un llamativo, y delicioso, colorido; es el Phelsuma que deambula alegremente por ramas y paredes durante el día, haciendo las delicias del fotógrafo de naturaleza.

Este párrafo podría trocarse en una interminable lista que no haría sino acrecentar nuestra perplejidad y admiración sobre esta tierra.

 

 

 

EPÍLOGO

 

 

No podemos olvidar que estamos en África que es el paradigma de la naturaleza primigenia y que en ella asientan los orígenes de la humanidad. Pero en realidad estas razones, cimentadas en sesudos estudios científicos, se me antojan como la conceptualización de un sentimiento, como una justificación “a posteriori” de las emociones que nos provoca la estancia en ella. Su sola visión emociona, engancha, seduce; y no sólo al naturalista, que la ama como continente de sus pasiones, sino que estas mismas emociones han sido relatadas por visitantes de diversa condición y formación. Tal vez pudiera ser el magnetismo de lo arquetípico…



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LAS ISLAS GALÁPAGOS

 

 

 

 

(Artículo publicado en la revista especializada Vision Salvaje en 2009)

 

 

 

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN. CONTEXTO.

 

 

 

 

 

            Es inevitable   asociar el nombre de estas islas con el de Charles Robert Darwin (1809-1882); además es de todos conocido que este año se celebran dos efemérides relacionadas con su figura. La primera hace mención al nacimiento del insigne naturalista, se cumplen 200 años del mismo, mientras la segunda conmemora los 150 años de la publicación de su revolucionaria obra “El origen de las especies”. Hasta aquí el dato machaconamente mediático, pero ¿Porqué esa resonancia internacional, a qué se debe la relevancia que cobran estas celebraciones?

 

            No seria ni un ápice exagerado afirmar que se debe a que las tesis darwinianas son, sin ningún genero de dudas, uno de los pilares del pensamiento moderno. En sus ingeniosas, inteligentes, y sagaces observaciones se apoyan múltiples deducciones que, a la postre, son el fundamento de cuestiones tan aceptadas en la actualidad como la igualdad de los sexos y de las razas. Y se corrobora científicamente la hermandad de todos los seres vivos. En definitiva, después de sus descubrimientos, se puede afirmar tajantemente que somos el resultado de la evolución y que nos determina la selección natural. Todo ello venia a dinamitar el modelo antropocéntrico y creacionista que consideraba al hombre como el rey de la creación, con derecho a utilizar/destruir, sin limite alguno, la Naturaleza que le albergaba.

 

 

 

 

 

           

 

GEOLOGÍA

 

 

 

 

 

 

 

            Pero pasemos sin dilación a los aspectos estéticos, de por si inmensamente atractivos, y naturalistas de este enclave. Lo primero que nos llama la atención es la obviedad de su origen volcánico. Nos impresiona el sustrato que pisamos que, en la mayoría de los casos, nos produce la sensación de que es lava recién solidificada lo que hay bajo nuestras botas. En algunas imágenes podéis apreciar los colores que la enorme temperatura ha comunicado a la tierra incandescente. La dinámica de los flujos de lava en su caminar hacia el mar han producido llamativas estructuras  digamos “arquitectónicas”. En la isla Baltra podemos introducirnos en un tubo volcánico de dimensiones catedralicias, que pasa por ser el segundo en tamaño encontrado en nuestro planeta. Algunas de estas estructuras tubulares desembocan en el mar por uno de sus extremos, mientras que por el otro, ya en tierra firme, se abren a la superficie. El resultado es que, al golpear la fuerza del oleaje sobre la costa, se genera un flujo de agua que penetra violentamente en estos tubos para acabar saliendo enérgicamente por el otro extremo originando una suerte de géiser de gran belleza. Aquí llaman a estas estructuras “sopladores” debido a que el agua sale mezclada en su violenta salida con el aire, y, la mezcla de estos dos elementos, da lugar a agua pulverizada en forma de columna ascendente que nos recuerda al resoplido de los cetáceos.  Todo nos invita a corroborar la hipótesis, sostenida por los geólogos, de que estamos en un “punto caliente” de los mas activos del planeta.

 

 

 

            La cuestión del origen geológico de estas islas es trascendente a la hora de fundamentar la teoría darwiniana. Viene a explicarnos el aislamiento de las especies, tanto de flora como de fauna, a la hora de su evolución al margen del continente. Dicho de otra forma, estos fragmentos de tierra firme en medio del Pacifico, distan mas de 1000 Km de la costa americana, no se desgajaron del continente, sino que provienen de la solidificación del magma que ha emergido de las mismas entrañas del planeta.

 

 

 

 

 

            No obstante, el aporte marino de finas arenas, procedentes de la degradación de materiales coralinos, aunque secundario, desde el punto de vista de su importancia cuantitativa, aporta a las islas unas deliciosas playas, de un aspecto blanco inmaculado, dotándolas de una cualidad estética extraordinaria.

 

 

 

           

 

FLORA

 

 

 

 

 

 

 

            Existen varias comunidades florales que se estratifican en función de la altura a la que se ubican. En términos cuantitativos predomina la vegetación crasa, situada a continuación de la franja costera, ya que la sequedad es la norma habitual del clima en estos parajes; pero tenemos otros representantes que, gustando de un hábitat mas húmedo, y situados por tanto a mayor altura, como el palo santo (Bursera graveolens), dan lugar a bosquetes que lucen como una franja argéntea en las laderas de algunos viejos volcanes.

 

 

 

            En cuanto a la vegetación especifica de zonas áridas, especial relevancia poseen las llamada tunas (Opuntia sp.) ya que son el soporte alimenticio de las iguanas terrestres y también constituyeron la salvación de muchos náufragos llegados a estas tierras y que lograron saciar su sed gracias al agua retenida en el interior de las carnosas estructuras de estos vegetales.

 

 

 

            Otra representante de la flora de este ecosistema, y que especialmente llaman la atención del fotógrafo por los colores que aportan al paisaje, son las plantas del genero sesuvium. Vienen a configurar un lienzo pletórico de rojos, amarillos y ocres difícil de olvidar, que divisamos desde muy lejos, conforme navegamos rumbo a la Isla de Plaza Norte donde estos vegetales adquieren su mayor esplendor. Es aquí donde encontramos una abundancia extraordinaria del saltamontes endémico de galápagos que constituye, sin duda, un importante recurso alimenticio para aves e iguanas.

 

 

 

 

 

            Los mangles son, sin duda, otra de las especies dominantes. Los manglares, a los que estos arboles dan lugar, conforman una densa maraña costera con sus ramas y raíces que ofrecen refugio a las frezas, y posteriormente a los alevines que de ellas se originan, de multitud de especies que acuden a estas formaciones precisamente para confiar a este refugio su preciada descendencia. Y, por lo tanto, no faltaran nunca los predadores acechando atentos ese tesoro alimenticio. Esta comunidad alcanza extraordinario esplendor y belleza en Caleta Tortuga Negra. Aquí  podemos observar a placer, desde un pequeño bote, que llaman aquí panga, sobre someras aguas del manglar, las copulas en la superficie de varias parejas de tortuga verde del Pacifico (Chelonia myda agassizii) y los correspondientes lances de los machos que intentan desplazar a los copulantes apremiados por el instinto de perpetuarse. No sobresaltará inicialmente la abundancia de tiburones que pasan a escasos centímetros del frágil casco de nuestra chalupa sacando del agua de manera ostentosa su gran aleta dorsal y dejando una sutil estela en la superficie del agua con un efecto inmediato de helar la sangre de todos los embarcados; aunque, pasados algunos minutos, sera para nosotros algo tan natural que se apagará definitivamente la ansiedad de su visión inicial.

 

 

 

 

 

 

 

FAUNA

 

 

 

 

REPTILES

 

 

 

 

 

 

 

            !Como no asociar las Islas Galápagos con esas tortugas gigantes (Geochelone nigra) de proverbial lentitud, aspecto bonachón y una de cuyas denominaciones populares ha dado lugar al topónimo del archipiélago! Las podemos encontrar alimentándose ávidamente de los diferentes vegetales de su hábitat, asoleándose plácidamente o gustando de un relajado baño en las charcas que con frecuencia usan para tal fin.

 

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